Tiki-Taka en Zaragoza



Tiki-Taka en Zaragoza


A las 7h de la mañana una treintena de miembros de la Juvenil 1991, entre ellos yo, salíamos de Cornellá dirección Zaragoza, donde nuestro filial disputaba su partido a las 12h de la mañana contra el CD Ebro. 

Al poco rato de partir comenzaron a caer las primeras cervezas, que entraban como el vaso de zumo que se toma al desayunar. Esto provocó la primera parada necesaria para evacuar en Lleida. Al retomar el viaje, servidor y unos cuantos pudimos echar una cabezadita para coger fuerzas de cara al duro día que nos esperaba - el sábado sin dormir pasaba factura -. 

Paramos en Alfajarín para desayunar sus deliciosos chuchos de crema y tomar una buena cerveza. Además, aprovechamos para estirar las piernas mientras repasábamos todos los banderines que decoran el techo del establecimiento.

Llegamos a Zaragoza sobre las 11h de la mañana, y nos adentramos en el barrio que hay pegado al río Ebro, donde, entre los pisos, se encontraba el campo de futbol. Bajamos del bus y tras confirmarse que había un barecito con cerveza en el interior del recinto, decidimos entrar directamente.


Ya dentro, y con las cervezas en la mano, nos vamos situando detrás de la portería para preparar la pequeña coreografía que teníamos preparada para los chavales del B. Humo blanquiazul, y banderitas, junto con nuestra pasión hacían tomar valor al lema, SOLO RCDE. 

Lo dimos todo, nos dejamos la voz animando durante todo el partido. El campo estaba situado al lado de un parque. De la calle nos separaba un simple muro que subidos a la mini grada, podíamos ver el exterior. Nos dimos cuenta de que un grupo de “jugadores expertos” estaba disputando un partido de Voleibol y claro, nuestra animación no podía fallar ante tal importante evento deportivo. 

Conocimos un señor mayor, aficionado del CD Ebro, que nos contó su vida y sus gustos por temas que ahora no vienen al caso. También un grupito de niños, suponemos de las categorías inferiores de los locales, nos miraban atónitos como nos lo pasábamos en grande, e intentaban imitarnos para su disfrute.


Al acabar el partido nos dirigimos hambrientos en busca de un lugar para comer. Fuimos a parar, sin saberlo, al bar más peculiar de Zaragoza. Si os digo que solo había 2 personas atendiendo y cocinando para un numeroso grupo de pericos hambrientos... imagínense el descontrol. 

Bebidas que no eran para nadie y platos que tardaban media hora en salir. No hay mejor manera de combatir el hambre que cantando, y eso hicimos. Cada plato servido, un cántico. La gente que pasaba por allí se asomaba al bar preguntándose qué pasaba ahí dentro. 

Al final estuvimos más de dos horas para comer un único plato. Suerte que los dueños del bar debían ser familiares de Mr. Chen y nos hicieron un buen descuento en la cuenta.


En el autocar de vuelta a Barcelona contamos los obsequios recibidos en el bar, llamadas a locales de Barcelona... y también apareció la famosa Vicensa Pape. Paramos para evacuar en una gasolinera de la que nos llevamos también un buen recuerdo y disfrutamos de una dulce merienda. 

Risas, muchas risas en el viaje de vuelta. Desplazamiento para recordar.

Socio 164.

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